Los sistemas de punto de venta (TPV) son un objetivo habitual de los piratas informáticos, ya que pueden utilizarse para robar datos de tarjetas de pago. Con la seguridad adecuada en los puntos de venta, se crea un entorno seguro para que los clientes realicen sus transacciones y compras.
El software obsoleto, las integraciones inseguras de terceros y las redes inseguras, junto con el robo de dispositivos o contraseñas, pueden dejar a los minoristas vulnerables a los ataques. Las infecciones por malware, la manipulación de hardware, los ataques de fuerza bruta, el phishing y la ingeniería social son algunos ejemplos. Un ataque suele comenzar cuando los piratas informáticos consiguen acceder a un sistema objetivo aprovechando una vulnerabilidad o utilizando técnicas de ingeniería social.
La seguridad de los TPV protege los sistemas informáticos que procesan las transacciones con tarjetas de débito y crédito. Dado que los sistemas de punto de venta pueden almacenar datos confidenciales como números de cuenta, correos electrónicos y direcciones, una violación de datos puede ser costosa tanto en términos de control de daños como de reputación del minorista.
Para proteger estos datos sensibles, los TPV están equipados con medidas de seguridad que incluyen cortafuegos, detección de intrusiones, software de prevención y técnicas de encriptación.