Las tecnologías de vehículo a vehículo (V2V) y de vehículo a infraestructura (V2I) tienen el potencial de mejorar significativamente el transporte de diversas maneras, por ejemplo, reduciendo las colisiones y aumentando la eficiencia energética, además de tener la capacidad de crear un entorno de cero accidentes en un futuro no muy lejano. Además, crea un campo de juego de innumerables nuevas propuestas de valor y fuentes adicionales de ingresos para los fabricantes y su ecosistema de servicios.
Mientras que V2V requiere que otros vehículos en la carretera también estén conectados, V2I sólo lo necesita en la infraestructura y en el propio coche: los sensores V2I captan datos de la infraestructura y proporcionan actualizaciones en tiempo real sobre información como el estado de la carretera, colisiones, atascos y aparcamientos accesibles.
En un entorno de vehículos conectados se genera una gran variedad de datos que son vulnerables a escuchas y ataques que podrían provocar graves accidentes de tráfico si estos datos son interceptados.
Los sistemas conectados deben ser seguros para proteger la información sensible: el rápido aumento de los componentes conectados ha creado la necesidad de mecanismos de protección eficaces basados en una Key management segura respaldada por PKI.